Caracas Venezuela / EFE - El sector manufacturero venezolano
ha caído un 95% desde 1999, cuando el fallecido presidente Hugo Chávez llegó al
poder, ahora en manos de su pupilo Nicolás Maduro, según dijo el máximo
representante de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga, a Efe.
La semana pasada, luego de más de tres años de silencio
oficial, el Banco Central de Venezuela (BCV) reveló que el producto interno
bruto (PIB) cayó un 22,5% en el tercer trimestre del 2018, encadenando 19
trimestres de retroceso de la economía venezolana, aunque algunos sectores han
sido más afectados.
Es el caso del sector industrial, que para el período
julio-septiembre de 2018 sumaba 21 trimestres seguidos con caída del PIB
manufacturero.
Según Olalquiaga, la situación está lejos de revertirse
por cuanto, en comparación con 2018, "este ha sido un año sustancialmente
más complejo para poder sostener operaciones comerciales".
En Venezuela, explicó el representante gremial, operaban
alrededor de 12.700 empresas industriales y para diciembre del año pasado
apenas trabajaban 2.500, "a estas alturas estoy seguro que van quedando
menos".
La pérdida de poder adquisitivo de los consumidores, la
precariedad de la infraestructura (electricidad y agua), la escasez de
combustibles, los efectos de la migración, la caída de la competitividad por la
sobrevaluación del bolívar (...) son los principales elementos que agobian a
los industriales.
Olalquiaga explicó que la contracción del poder
adquisitivo de los venezolanos, afectados por la hiperinflación y la caída de
los ingresos, ha incidido en los volúmenes de venta de las empresas y, por
tanto, amenazan la sostenibilidad de las mismas.
"Las compañías que no venden, a su vez no pueden
pagar nómina y se empiezan a encoger de una manera importante", refirió.
El sector industrial no escapa a los problemas de
infraestructura que arrastra el país. Los cortes de electricidad que se
agravaron desde marzo pasado, la falta de agua y las dificultades para acceder
a Internet, son algunos de los elementos que identifica Olalquiaga.
Asimismo, señaló que la recurrente escasez de papel
moneda limita las posibilidades para que las personas paguen los pasajes y
puedan ir a sus trabajos, incidiendo sobre el ausentismo laboral.
A lo anterior se suman los efectos de la migración
venezolana -que la ONU calcula en más de tres millones de personas en los
últimos años-, que ha implicado "la pérdida de experiencia y pérdida de
experticia", según Olalquiaga.
Los controles de precios también han complicado la
situación para algunas empresas que han optado por dejar de elaborar ciertos
productos -como es el caso de lubricantes, metalmecánico o autopartes-, o
simplemente cerrar las plantas.
Olalquiaga dijo que las industrias han sido afectadas por
la ausencia de financiamiento, como consecuencia de las limitaciones que tiene
la banca venezolana con el encaje legal, que es el porcentaje de los depósitos
que deben congelar en el Banco Central.
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