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miércoles, 15 de abril de 2020

El error médico que provocó una cuarentena masiva de sanitarios en un hospital público de Ciudad de México.


Ciudad de México / El País - Cuando el paciente de unos 66 años llegó a la recepción del Hospital Zona 27 de Ciudad de México a mediados de marzo con falta de aire, sudoración, dolor de cabeza y semiinconsciente, lo primero que le realizaron en una sala especial de este centro del Instituto Mexicano del Seguro Social fue un cuestionario.

Él, según relatan dos médicos implicados, estaba muy débil. Tras responder a unas preguntas básicas para descartar la covid-19 —que en esos momentos se basaba solo en una: ¿Viajó usted al extranjero?— se catalogó como un paciente con neumonía adquirida en la comunidad, que suele ser bacteriana. Y pasó al área de urgencias como un paciente más. 

Sin aislamiento, protocolos ni protección para los que lo atendieron ni para los pacientes con los que convivió en la misma sala durante un día y medio. El hombre falleció días después en otro centro público por coronavirus. Y 35 miembros del personal sanitario fueron puestos en cuarentena, casi todo el servicio de urgencias de aquella noche, siete de ellos estudiantes.

El hospital en esos momentos no se encontraba en una fase crítica de atención a la pandemia. Ni siquiera estaba habilitado todavía para atender a pacientes con la covid-19, a partir de la semana pasada se modificaron las instalaciones para ello. Pese a todo, las autoridades responsabilizaron al paciente de haber mentido en el cuestionario, una práctica con la que lidia el personal sanitario de manera habitual y para la que debe estar preparado.

Pero el error médico de esa noche de mediados de marzo revela los retos del sistema público mexicano para enfrentar una crisis de estas características, especialmente cuando el país entre en una situación más acuciante prevista en unas semanas. 

El Gobierno mexicano defiende una y otra vez que desde enero ha estado dando seguimiento a la evolución de la pandemia, pero la urgencia en las últimas semanas por adquirir material médico y los brotes de contagios en distintos hospitales apuntan que las carencias son mayores. Este diario ha tratado de recoger la versión de las autoridades del centro a través del Seguro Social, pero no han dado ninguna explicación oficial sobre lo sucedido con este caso.

Quienes realizaron el cuestionario al paciente fueron médicos estudiantes en el último año de Medicina que, aunque son supervisados por un doctor de base, se encargaban hasta el pasado 7 de abril de la primera línea de batalla. Más casos como este alertaron a las autoridades universitarias del riesgo que estaban corriendo sus alumnos y las principales universidades públicas del país suspendieron su servicio obligatorio.

 “No teníamos ni cubrebocas, los pocos que podíamos conseguir nos los daban compañeros que los habían comprado fuera. Éramos un riesgo para los pacientes y para nuestras familias”, cuenta a este diario uno de los médicos internos —en prácticas— que prefiere no dar su nombre por miedo a represalias.

“El paciente se empezó a complicar, su oxígeno estaba bajo. Entonces lo metieron al área de choque y ahí me encontré con él. Le hice varias pruebas, le tomé muestras de sangre, le hice un electrocardiograma y estuve horas con él hablando. Él estornudaba, tosía cerca de mí, yo no tenía ninguna protección”, cuenta el interno. 

Tras esperar unas horas, se habilitó una cama de urgencias para él y fue trasladado a un espacio donde no hay separación entre camillas, cuentan los dos internos, y donde a su lado izquierdo se encontraba un hombre con una cardiopatía y a su derecha una mujer de unos 70 años intubada por una neumonía bacteriana. Ninguno de los dos sabe si a estos pacientes se les realizó una prueba de la covid-19.

En el área de urgencias, César Eduardo Barrios, de 23 años, tomó más muestras de sangre y le realizó una gasometría arterial, también sin protección. “Se pidieron placas de tórax, ahí se demostró que tenía un daño en el pulmón, pero tanto él como su esposa explicaron que tenía EPOC, enfermedad pulmonar crónica.

Entre nosotros había alguna duda, pero como tenía esa enfermedad de base y no había viajado al extranjero, es difícil distinguir”, explica Barrios, también estudiante interno de medicina. “Estuve como tres horas con él atendiéndolo. El servicio de urgencias es un área abierta. Así que, aunque no estuviera directamente con él, atendía a los que estaban al lado y ahí estuve toda la mañana”, añade Barrios.

Un día y medio después de ser tratado en este hospital, según el testimonio de los dos médicos internos, la esposa confesó a otro de ellos que sí habían viajado al extranjero. Fue entonces cuando el centro disparó todas las alarmas. “En ese momento, todo el mundo pierde la cabeza. Después nos regañaron a nosotros porque se nos había escapado”, cuenta el otro interno.

El centro ordenó a partir de ese día que 35 miembros del personal sanitario se aislaran en casa durante 14 días. El paciente se sometió a una prueba de coronavirus y se trasladó al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias. A los internos les comunicaron que había dado positivo unos días más tarde. También, que el paciente había fallecido.

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