Puro Periodismo-Edgar
Fonseca. Ante la “bomba sanitaria” que
representa para Costa Rica la pandemia descontrolada del covid-19 en Nicaragua,
el país debe apostar a gestiones de urgencia ante la OMS y la ONU.
Debe apelar de
inmediato al envío de fuerzas multinacionales sanitarias que impidan la
propagación del virus desde territorio nicaragüense ante la ineptitud e
irresponsabilidad de la dictadura de Ortega en enfrentar la epidemia.
¡Qué se declare,
con carácter de urgencia, una zona de exclusión sanitaria en la frontera!
Nadie pasa sino
es testeado por la epidemia.
Y, si da
positivo, que lo aislen de inmediato. Pero allá, no aquí.
¡Qué estas
fuerzas terminen de blindar nuestra vasta franja fronteriza, mientras persista
la emergencia!
El país ha
logrado, hasta el momento –tras dos meses de severas restricciones y eficiente
respuesta interinstitucional– logros envidiables en la región y el mundo para
amortiguar los estragos de la pandemia.
No debe permitir
que un régimen corrupto, represor, y temerario en la respuesta ante la
emergencia, se la quite de encima y la disperse más allá de sus fronteras.
Los hospitales
nicaragüenses colapsan.
Decenas de
médicos y demás personal hospitalario están bajo contagio.
Muertes
sospechosas de covid-19 las encubren como pulmonías.
Y los entierran
de inmediato en bolsas selladas y bajo amenaza a sus deudos.
Mucha gente –al
menos 20 casos en días recientes–, ha muerto súbitamente en las calles y las hacen
pasar, sospechosamente, por “infartos”.
Y, por más de una
semana, el régimen oculta las cifras maquilladas que han venido mostrando.
Esta es una
emergencia de impacto regional.
El gobierno, amén
de mantener y fortalecer el megaoperativo de seguridad en la frontera norte, de
impedir la entrada de migrantes ilegales, de abrir hospitales de emergencia,
como el de Los Chiles, debe apelar a la respuesta y a la solidaridad
internacional.
La OMS y la ONU
deben atender el llamado de un país, cuyo sistema ha demostrado ante el mundo
una respuesta correcta, prudente, efectiva, sin las arbitrariedades ni
grotescas violaciones a los derechos civiles y humanos como las de Bukele en El
Salvador.
Un país que no
merece ser vulnerado en este mayúsculo esfuerzo en que está por la
irresponsable respuesta de Ortega y de la pandilla que hoy domina, saquea y
enferma al hermano país.
Ortega trata de
quitarse de encima la pandemia y descargarla en Costa Rica.
El gobierno no se
lo debe permitir.
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