São Paulo
Brasil / Brasil ha sumado por primera vez este viernes más de 700 muertos en un
solo día. El último balance indica que las muertes se han duplicado en los
últimos 10 días hasta rozar los 10.000 fallecidos.
El Ministerio de Salud ha
informado de 751 nuevos decesos desde la víspera, con lo que suman 9.897. Y los
contagios son 10.222, lo que eleva el total a 145.328 casos confirmados. Pero
su distribución en este territorio continental es muy desigual. Y esos son los
casos confirmados en un país que está a la cola de los test y donde hasta las
autoridades admiten que las cifras están subestimadas.
Cuando Brasil
superó las 4.600 muertes de China y la prensa preguntó a Bolsonaro, este
respondió con un desdén absoluto: "¿Y qué? Lo lamento. ¿Qué quieres que
haga? (...) Soy Mesías, pero no hago milagros”, dijo, refiriéndose a su segundo
nombre: Messias.
Fortaleza es la
tercera capital del nordeste de Brasil que endurece la cuarentena de modo que
la ciudadanía solo puede salir de casa para acudir a servicios esenciales. São
Luis y Belem adoptaron medias similares esta semana mientras Río de Janeiro
estudia si seguir su ejemplo pese a que el presidente Jair Bolsonaro mantiene
la presión para que los negocios reabran cuando antes.
La ciudad de São Paulo,
la mayor de la región, prohibirá circular a la mitad de los coches cada día a
partir del lunes en un intento de que más gente se quede en casa. La curva de
contagios sigue en ascenso, con lo que la situación se agrava en las unidades
de cuidados intensivos con cuatro de los 27 Estados al borde del colapso.
Sí se sabe que
más del 80% de los fallecimientos han ocurrido en cinco Estados: São Paulo, Río
de Janeiro, Pernambuco, Ceará y Amazonas, según recalca el último balance, de
este viernes, del equipo del Imperial College de Londres que analiza la
evolución de la covid-19 en el mundo.
Es por tanto en las dos principales
urbes, por donde entró en el país, y tres de los Estados más pobres donde más
se siente el impacto de la pandemia. Es también en estos lugares sobre todo
donde la ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) es más alta.
En
el caso de Pernambuco o Río de Janeiro ronda el 97%. Los científicos del
Imperial College sostienen que, aunque las medidas de aislamiento han reducido
la tasa de contagio, los casos siguen aumentando exponencialmente.
Medir la
expansión es difícil en Brasil porque es uno de los países latinoamericanos que
menos test ha realizado. Los resultados de 100.000 análisis están pendientes de
ser contabilizados, según admite el Ministerio de Salud. Pero algunos datos
permiten intuir que la pandemia es mucho más letal de lo que el balance oficial
indica.
La ciudad de
Manaos, desde donde llegan dramáticos relatos e imágenes de entierros
colectivos, registró en abril 2.607 muertes, lo que supone más del doble de las
ocurridas en abril de 2019, según datos recopilados por este diario en el
portal de Transparencia de los registros civiles de Brasil.
Los
fallecimientos también aumentaron ese mes, aunque de manera más moderada, en
torno al 26%, en São Paulo y en Fortaleza, según la misma fuente. Aunque en
Manaos no se ha endurecido la cuarentena, las UCIs y los cementerios afrontan
aún graves problemas. Este viernes han llegado hasta la capital amazónica
decenas de ataúdes comprados por empresas funerarias locales en el estado
sureño de Santa Catarina.
Las autoridades
brasileñas no han logrado en ningún momento consensuar un plan conjunto o
siquiera unas medidas mínimas. El presidente va por un lado; y los gobernadores
por otro, aunque con matices. La mayor amenaza para la gestión del coronavirus
en Brasil es su presidente, según la revista científica The Lancet, que le
dedica un durísimo editorial.
“Semejante
desorden en el corazón de la Administración es una distracción mortal en medio
de una emergencia sanitaria y es una fuerte indicio de que el liderazgo
brasileño ha perdido su brújula moral”, afirma.
Algunos Estados,
como el rico Santa Catarina, relajaron las cuarentenas la semana pasada incluso
con fiestas de apertura en algunos centros comerciales. Aquella alegría se
transformó en decepción amarga cuando los contagios se dispararon. Otros no han
querido correr ese riesgo y han desechado sus planes iniciales de reapertura
como el gobernador del Estado más poblado, São Paulo.
Es más, João
Doria ha prorrogado la cuarentena hasta el 31 de mayo porque “el escenario es
desolador”, ha confesado este viernes, con una ciudadanía que desoye las
recomendaciones y un presidente que las combate constantemente. Doria ha
revelado que los contagios en el interior del Estado han aumentado un 3.300% en
los últimos 30 días.
El gobernador de
São Paulo, que fue aliado de Bolsonaro aunque hoy están fuertemente
enfrentados, ha recalcado: “Es el peor momento de la pandemia. Simplemente no
reconoce quién está cegado por el odio o la ambición personal”.

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