México / El
País - Un hombre se lanzó la mañana de ayer martes desde uno de los puentes
cercanos al paso fronterizo mexicano de San Ysidro, que conecta Tijuana con San
Diego. Las autoridades mexicanas confirmaron que José Luis Jiménez, de 44 años,
había sido deportado la semana pasada.
El suceso se
produjo en torno a las 9.30 de la mañana,
y junto al cadáver se encontró una bolsa de plástico con artículos
personales, la práctica habitual del servicio de aduanas estadounidense en
casos de expulsiones de migrantes indocumentados. Según el testimonios de
testigos, recogidos por la prensa local, el hombre, antes de saltar, gritaba
angustiado por el hecho de volver a México.
Donald
Trump, que llegó a prometer en campaña que deportaría a más de 300.000
migrantes sin papeles que tuvieran algún tipo de antecedente delictivo, ya ha
comenzado a cumplir sus amenazas. Las nuevas directrices del departamento de
Seguridad Nacional, publicadas este mismo martes, amplían el foco de la
persecución a casi todos los que lleven menos de tres años en el país.
La política
migratoria del nuevo presidente incluye además elevar las competencias de los
funcionarios fronterizos y la contratación de 15.000 nuevos agentes. El número
de indocumentados ronda los 11 millones, la mitad mexicanos. “Todos aquellos
que violen las leyes de inmigración pueden ser sujetos de los nuevos
procedimientos, incluyendo la expulsión de Estados Unidos”, establece la
directriz.
“Aun no
hemos registrado una incremento considerable en las deportaciones pero este
suceso visualiza los riesgos que avecinan. Dadas las diferencias salariales, y
en los casos de personas que llevan muchos años viviendo en EE UU, estas
medidas suponen una gran desesperación”, apunta José María Ramos, investigador
del centro especializado en estudios migratorios Colegio de la Frontera Norte
(Colef).
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