Descapitalizados y endeudados, sin poder
trabajar las fincas, cafetaleros del departamento de Jinotega denunciaron que
instituciones financieras de distintos niveles han comenzado a cobrarles de
diferentes maneras, incluso con juicios, por lo que temen perder sus
propiedades y caer presos, clamando por acuerdos con los acreedores.
“Es una situación catastrófica”, enfatiza Federico Elster
Hawkins, presidente de la Asociación de Cafetaleros de Jinotega (ACJ) creada
hace un par de años y que según sus directivos aglutina a casi 2,000
caficultores de ese departamento.
Elster, dueño de una finca con 400 manzanas de cafetales
en el municipio El Cuá, dice que él es uno de los productores que ya están
siendo enjuiciados por un banco al que le debe y “somos muchos en esta
situación”.
Por diferentes factores, incluyendo enfermedades y plagas
en las plantaciones, los caficultores venían arrastrando deudas desde ciclos
productivos anteriores y la crisis sociopolítica del país, desde abril de 2018,
agravó la falta de financiamiento; mientras que, el precio del grano en los
mercados internacionales estuvo debajo de los 90 dólares por quintal.
La Alianza Nacional de Cafetaleros de Nicaragua estima
que ese precio, con relación a los costos de producción en el país, dejó a los
productores con pérdidas que oscilan entre 40 y 50 dólares por quintal.
Elster apunta que los productores “no tenemos capacidad
de pagar las deudas con los bancos, las financieras y las exportadoras”; pero,
esas entidades están presionando con los cobros y “están ejecutando, haciendo
presión incluso con amenazas y juicios para echarnos presos”, presuntamente
acusándoles por estelionato.
“El banco hizo una
proyección teórica (de cuánto será la cosecha) y no cumpliste, entonces te
quieren acusar de que desviaste la prenda”, comentó Elster, indicando que, en
su caso, “he sido buen cliente, me perseguían los bancos para darme dinero, hoy
me persiguen para echarme preso”.
Rafael Ángel Amador Altamirano, miembro de la ACJ, tiene
una propiedad también en El Cuá. Todavía no le están presionando los bancos,
pero dice que “mi crédito se vence el 30 de junio, si no tengo (para pagar)
entonces desde ya me siento víctima de que voy a ser perseguido, amenazado con
embargos”.
Igual opina Carlos Rivera Irías, dueño de una propiedad
con 20 manzanas de café en Santa María de Pantasma. “Yo no tengo problema
ahorita, pero mi papá (Carlos Zacarías Rivera Rivera) sí. Él tiene 50 manzanas
de café y ya comenzaron a presionarlo para que pague. La situación es la misma
en todas las zonas productivas del departamento”, sostiene Rivera Irías.
Por su parte, Elster asegura que las microfinancieras
“también están quitando terrenos, están embargando y vendiendo las propiedades
de los clientes entonces es una situación grave que se está viviendo y la crisis
se sigue desarrollando”.
Otra información: La historia de Alfonso Morazán, el
excarcelado que volvió a casa y no encontró a su familia.
José María Herrera y Noel Estrada Chavarría, ambos del
municipio de Jinotega; Neftalí Pineda González, de El Cuá, también socios de la
ACJ, coincidieron con Elster, Rivera y Amador al apuntar que los caficultores
jinoteganos pretenden honrar sus deudas, pero requieren negociar con las
entidades acreedoras.
“No puede ser posible que un productor, con trayectoria
de 10 a 15 años trabajando con ellos, que siempre ha sido cumplidor y este año
por los precios no haya pagado, no es posible que lo juzguen y quieran quitarle
sus cosas que tanto le han costado”, dice Rivera.
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