Por Marvin Sotelo Avilés / Los
eurodiputados Ana Gomes y José Inácio Faria resaltaron el ambiente funerario
que hay en El Carmen y tienen razón, es desde ahí que se planifican a diario
los crímenes a ser cometidos contra los ciudadanos nicaragüenses para tener
sometido a nuestro país.
Bajo el lema del finado Tomás Borge: “Cueste lo que
cueste…”, Ortega y Murillo han convertido a Nicaragua en el país de la
barbarie, han sembrado el terror en los hogares, calles, comunidades y
cárceles, para crear un estado de parálisis que impide a los ciudadanos vivir
en libertad. Usan el látigo de la ley, hecha a su imagen y semejanza, para
azotar a quienes les critican y la fuerza de las armas para sofocar a sangre y
fuego las protestas sociales.
Quienes dominan Nicaragua, porque no gobiernan, serán
recordados como asesinos en serie, responsables de la muerte de al menos
quinientas personas. Con los mecanismos de poder en sus manos financian y
movilizan con la policía política, y un ejército cómplice, a los escuadrones de
la muerte, a quienes ordenan secuestrar, encarcelar, torturar, desaparecer y
ejecutar a los que osen levantar su voz para reclamar sus derechos.
Se creen amos de Nicaragua, quieren doblegarles las
rodillas a los empresarios mediante amenazas, confiscaciones, instrumentos
fiscales; apertura forzada, si hay paro; o cierre de sus negocios en
represalia, auxiliados por la guardia petroriana. Tratan a los empleados
públicos como si fuesen sirvientes de su majestad, a ellos les pisotean sus derechos
y dignidad; como Gran Hermano quieren decidir la información que debemos
engullir, qué podemos hablar; religiosamente, en qué creer y, políticamente,
cómo debemos comportarnos.
El colmo, nos prohíben ondear nuestra bandera y
cantar nuestro Himno Nacional. Nos reducen los espacios de movilización, para
no perder el control vigilan cada milímetro del territorio nacional. Saben que
cuando nos liberemos del yugo opresor será su fin. Ellos y su estructura de
mando tendrán que responder ante tribunales internacionales por los crímenes de
lesa humanidad, los actos generalizados de corrupción y las arbitrariedades
cometidas.
No les ha importado destruir el país con tal de
permanecer en el poder. Y mientras más tiempo lo estén el daño será mayor. Un
colaborador cercano graficó de lo que son capaces: “Si el comandante desata su
ira no dejaría piedra sobre piedra…”. En los hechos lo están demostrando con la
devastación, el dolor, luto y sufrimiento que están infligiendo en los hogares
nicaragüenses.
La buena noticia es que todos los astros se están
alineando en contra de Ortega y Murillo, su caída es irreversible. Estudiantes,
campesinos, obreros, empleados públicos y empresarios están hartos de sus
desmanes, cinismo y mentiras, y la comunidad internacional también. Pronto
viviremos en paz, democracia y justicia en Nicaragua.
El autor es sociólogo.
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