Caracas Venezuela / AP - En
medio de filas interminables y con inusuales temperaturas decembrinas de más de
30 grados, centenares de venezolanos pasan hasta tres días frente a un número
limitado de tiendas minoristas con la esperanza de canjear por alimentos y
otros productos la criptomoneda conocida como petro, que el dictador Nicolás
Maduro decidió otorgar como bono navideño.
De la alegría
inicial de recibir un monto muy por encima del paupérrimo salario mínimo mensual
-equivalente a 6.53 dólares- que devengan la mayoría de los trabajadores
venezolanos, los beneficiarios de la medida gubernamental lamentan que la
bonificación no fue depositada en bolívares, la moneda nacional, en sus cuentas
bancarias.
Fallas en las comunicaciones,
un problema endémico en este país sudamericano debido a redes de
telecomunicaciones saturadas, sin óptimo mantenimiento y carente de una
oportuna inversión, así como la falta de conocimiento de muchos en el manejo de
plataformas tecnológicas, han provocado que muchos languidezcan en las filas en
la calle para ingresar a los comercios y comprar algo para llevar comida a su
mesa.
“Nadie ha
comprado el día de hoy. Ayer entregaron 100 números y nos quedamos 80 y pico de
personas sin poder comprar”, dijo Luis Polanco, un pensionado de 69 años, quien
tenía la camisa bañada en sudor luego de casi 12 horas de espera. El aguinaldo
equivale a 28.39 dólares o medio petro.
“Yo prefería que
a las personas de la tercera edad nos pagarán en bolívares, no es mucho, pero
podríamos ir a cualquier lugar a gastar”, aseveró Polanco, quien junto a
decenas de jubilados y pensionaron acudieron a un supermercado del este de
Caracas, donde esperaban sortear los obstáculos usando una unidad de pago
biométrico o “capta-huella”, donde sólo “hay que poner la huella”, resaltó.
El pago con el
capta-huella facilita el proceso a aquellos que no saben utilizar una
aplicación que requiere tener teléfonos que algunos no pueden costear, además
de la obligación de registrarse previamente en una página gubernamental en
Internet.
Numerosos
jubilados suelen manifestar que sus familiares más jóvenes emigraron y en
consecuencia no cuentan con esos parientes para que los ayuden en el manejo de
nuevas tecnologías. De acuerdo con cifras de las Naciones Unidas, casi cinco
millones de migrantes y refugiados venezolanos han dejado el país.
Unos 4.800
comercios están afiliados y reciben pagos en petro a nivel nacional, de acuerdo
a cifras dadas por Maduro el sábado.
Desde el domingo
“nos dicen que el sistema está caído”, acotó Rosalía Márquez, quien acompañaba
a su abuelo Antonio en la fila, a pocos metros de Polanco. Entre las personas beneficiarias del
“aguinaldo” figuran millones de pensionados, trabajadores públicos y personal
de la salud, se informó.
Desde su creación
en febrero de 2018, Maduro hace esfuerzos por posicionar el petro entre los
venezolanos. Empezó anclando los salarios y pensiones, entre otros factores
económicos. El salario mínimo, empero, únicamente coincidió con el valor del petro
la primera vez.
Los expertos
sostienen que el petro no puede ser considerado una criptomoneda porque su
valor es fijado por el régimen de Maduro y no por la interacción de la oferta y
demanda. En los incrementos salariales realizados desde el lanzamiento del
petro dejó en evidencia que no se ajustaba a la definición de una criptomoneda
y era usada como un título de deuda, coincidieron varios analistas.
El petro, creado
con el propósito de captar divisas, tampoco logró ese objetivo en parte por las
sanciones estadounidenses y la escasa credibilidad del régimen socialista entre
los inversionistas. En marzo de 2018, el gobierno de Donald Trump prohibió a
los estadounidenses realizar transacciones con cualquier moneda digital
venezolana.
Estados Unidos ha
impuesto una serie de sanciones al régimen venezolano, incluido Maduro y sus
más cercanos colaboradores, para presionar la salida del gobernante socialista
del poder.
Estados Unidos y
más de 50 países reconocen a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela.
Guaidó.
Venezuela está
sumida en una severa crisis social y económica signada por bajos salarios,
deteriorados servicios básicos, alta inflación, escasez y altos costos de
alimentos y medicinas.
Según previsiones
del Fondo Monetario Internacional (FMI), la inflación cerrará el año en
200.000% y la economía sufrirá una contracción de 35% al cierre del año.
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