Miami
Florida EEUU / - Recientes estudios relacionados con la pandemia
provocada por el COVID-19 demostrarían que además de las afecciones que puede
traer esa enfermedad en los pulmones de una persona contagiada por coronavirus,
otro órgano que podría sufrir severas consecuencias es el corazón.
Sobre este
aspecto, el cardiólogo de origen cubano, radicado en el sur de Florida,
Francisco Dieguez dijo que la función del corazón consiste en llevar sangre
oxigenada a los tejidos del cuerpo, especialmente el cerebro, y está vinculada
con los pulmones, y si estos son atacados por “este virus [COVID-19] o
cualquier otro” se pueden presentar problemas cardiacos, que son fatales en
algunos casos.
Según las
investigaciones, personas mayores de 65 años, con enfermedad cardiaca coronaria
o hipertensión, tienen una mayor probabilidad de infectarse con el coronavirus
y desarrollar síntomas “más graves” asociados con ese padecimiento.
De acuerdo con el
doctor Dieguez, quien presta sus servicios en el Palmetto Hospital y tiene una
clínica privada en Hialeah, el virus del COVID-19 puede “romper las placas con
colesterol” que hay dentro de las arterias coronarias, tras lo que se formaría
un coágulo y, acto seguido, el paciente quedar expuesto a sufrir un infarto,
con una “posible muerte súbita”.
Pero, además, la
acción del coronavirus “puede debilitar los tejidos del corazón, y al
debilitarse de repente, la sangre no llega a los órganos, como riñones o el
cerebro, y eventualmente el paciente se muere”.
Las estadísticas
permiten conocer que un promedio del 40% de los pacientes hospitalizados por el
COVID-19 tienen registros de enfermedades cardiovasculares o cerebrovasculares.
Esa condición los hace “mucho más vulnerables”, a juicio del médico.
Por tanto, los
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos
recomiendan que las personas con esas dolencias, que requieran cuidados del
corazón permanezcan en sus hogares mientras este latente el peligro de la
pandemia del COVID-19, eviten las multitudes y limiten el contacto social.
El especialista
explicó que al principio de la expansión de la pandemia en EEUU se pensó que el
coronavirus “afectaba principalmente” a los pulmones, pero debido a la
“conexión” que existe con el corazón se pudo establecer que el daño en las
personas infectadas por el COVID-19 “es mayor”.
Enfatizó que “los
pulmones filtran el aire del ambiente” y “el corazón bombea el oxígeno”, por lo
que -advirtió- “si tenemos esos dos órganos bien afectados, el riesgo de morir
[si se adquiere en coronavirus] es muy alto”.
Los nuevos
hallazgos sobre el comportamiento del COVID-19 entre la población constituyen
otro reto para la ciencia.
Desde ya se habla
de la necesidad del uso no solo de ventiladores en personas hospitalizadas por
contagio de coronavirus, sino también de equipos que se utilizan en
tratamientos cardiacos y, asimismo, planes que permitan la recuperación de los
corazones afectados de algunos sobrevivientes.
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