París Francia / – El Comité Internacional de Bioética (CIB) y la Comisión Mundial de Ética del
Conocimiento Científico y la Tecnología (COMEST) de la UNESCO han emitido una
declaración conjunta para orientar a los responsables de la formulación de
políticas e informar al público sobre las consideraciones éticas esenciales que
deben tenerse en cuenta en la lucha mundial contra la pandemia del COVID-19.
La Declaración
sobre el COVID-19: consideraciones éticas desde una perspectiva mundial llama
la atención sobre una serie de cuestiones de especial importancia en la lucha
de las autoridades de salud pública contra la pandemia. Señala que la pandemia
puede generar un estrés psicológico agravado en las personas y los grupos
vulnerables y marginados de todas las partes del mundo, y más aún en los países
en desarrollo.
“En un momento de
incertidumbre, en que las sociedades de todo el mundo adoptan medidas rápidas y
radicales contra la pandemia, me preocupan las posibles amenazas a los derechos
humanos, la privacidad y las normas éticas, especialmente en relación con los
más vulnerables. Esta crisis exige lo mejor de la humanidad, tomando como
brújula los principios éticos”, declaró la Directora General de la UNESCO, Sra.
Audrey Azoulay.
La declaración
pone de relieve la importancia de reconocer la vulnerabilidad de las personas
afectadas por la pobreza, la discriminación, la violencia, las cuestiones de
género, las enfermedades preexistentes, la pérdida de autonomía o
funcionalidad, la edad, la discapacidad, el racismo, el encarcelamiento, la
migración y las dificultades específicas que afrontan los refugiados y los
apátridas.
Además, reconoce
la difícil situación particular de las personas privadas de recursos básicos
como el agua y el jabón para mantener una higiene elemental, y señala a la
atención la dificultad del distanciamiento social en las condiciones de
hacinamiento que prevalecen en los barrios marginales y los campamentos de
refugiados, por ejemplo. También destaca el mayor riesgo de violencia doméstica
en condiciones de confinamiento y aislamiento.
La declaración
expresa la convicción de la UNESCO de que la guerra contra el COVID-19 requiere
el reconocimiento colectivo de estas vulnerabilidades emergentes y crecientes,
a fin de garantizar que las respuestas de las políticas sanitarias y sociales
en todo el mundo no dejen a nadie atrás.
Las pandemias
ponen de relieve la interdependencia de los Estados en lo que respecta a la
disponibilidad de equipo de protección, la formulación de políticas de salud
pública y el fomento de la investigación científica del más alto nivel. En su
declaración, el CIB y la COMEST piden que se adopten medidas para hacer frente
al empeoramiento de las condiciones de vulnerabilidad e instan a los países a
que elaboren estrategias para abordarlas.
Los expertos
también hacen un llamamiento a los gobiernos y a la comunidad internacional
para que adopten medidas urgentes mediante la cooperación internacional en un
espíritu de solidaridad, subrayando la responsabilidad de los países ricos de
ayudar a las naciones pobres.
En tales
emergencias, las decisiones políticas deben fundamentarse en la ciencia y
guiarse por la ética. Es preciso evitar la estigmatización y la discriminación
para garantizar la eficacia de las medidas de salud pública, mientras que la
investigación científica y las medidas sanitarias deben superar las divisiones
políticas, geográficas y culturales.
La UNESCO, la
Organización Mundial de la Salud y los comités nacionales de bioética y ética
han colaborado estrechamente para ayudar a los Estados Miembros a elaborar
políticas sólidas sobre cuestiones éticas.
Esta cooperación se está
intensificando para hacer frente a los desafíos que presenta la crisis actual.
La declaración del CIB y la COMEST sobre el COVID-19 será una referencia
central en esta tarea y será utilizada por la UNESCO y sus asociados como
instrumento para el desarrollo de capacidades.
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