San Salvador / ABC noticias - La
alarmante alza de homicidios que vivió El Salvador del 24 al 28 de abril pasado
provocó que el presidente Nayib Bukele avalara el uso de la “fuerza letal”
contra los pandilleros y a terminar la política de segregación en las cárceles,
desde donde las pandillas de la calle reciben órdenes.
Aunque tras el
decreto se visualizó una masacre en las prisiones al mezclarse a pandilleros de
una y otra banda, ahora una convivencia sin violencia, con gestos incluso de
“camaradería” y “respeto”, se ve en las cárceles de El Salvador, donde se
encuentran presos miles de integrantes de las maras Salvatrucha. La calma se debe a que están en una tregua.
El periodista Roberto Valencia, especialista en estos grupos criminales, dijo
estar en choque al comprobar lo que sucede en la emblemática prisión de Ciudad
Barrios.
El reportero
asegura que, además del testimonio, cuenta con el documento oficial clasificado
que lo prueba: un reporte del Centro Penitenciario Izalco Fase II, con sello de
la autoridad correspondiente y fechada al 29 de abril, en el que un pandillero
informante detalla las condiciones del acuerdo y las consecuencias de romperlo,
según informó BBC Mundo.
El medio le preguntó
al gobierno salvadoreño si le constaba la existencia de tal informe.
“No hay ninguna
tregua”, fue la respuesta, por medio de un mensaje de WhatsApp del secretario
de prensa de la Presidencia, Ernesto Sanabria.
Sin embargo, mencionó, desde el 26 de abril no ha habido reporte de la
Dirección General del Sistema Penitenciario ni de los medios locales sobre
asesinatos en las cárceles destinadas a los pandilleros, ni de motines u otros
episodios violentos.
Dos semanas
después de que el presidente Bukele pidió usar “la fuerza letal”, los
pandilleros comenzaron a mezclarse, lo que suponía que sería el inicio de una
gran masacre entre pandillas. Por ahora,
los pandilleros no han sido mezclados con presos civiles. “Dudo que esta
sociedad y estos grupos estén preparados para darlo sin el temor a que vaya a
haber una masacre que acapare los titulares de medio mundo por el número de
muertos en una noche”, informó Valencia.
El periodista
tuvo acceso a un penal simbólico, como es el de Ciudad Barrios, que durante muchos
años fue prácticamente el cuartel general de la Mara Salvatrucha.
“Allí esta mañana
(el jueves pasado) se han despertado después de dormir en las mismas celdas
miembros de pandillas que arrastran una rivalidad muy visceral y muy sentida
que ha ocasionado miles y miles de fallecidos entre sus propias filas y el
resto de la sociedad.
“Precisamente, se
advertía de una escalada de la violencia en las cárceles si se empezaba a
mezclar a pandilleros de distinta denominación en las celdas. Pero no han trascendido
reportes ni de muertes ni de motines”.
Valencia agregó
que “una cosa es que el Estado los obligue a estar juntos, mitad y mitad, (los
miembros de) cada una a un lado de la celda, y con malas caras, y otra cosa es
lo que vi yo en la cárcel de Ciudad Barrios”.
Los presos están
conviviendo en celdas hacinadísimas, comentó. Ciudad Barrios es un penal que
tiene capacidad para 1,000 personas, un número ya muy generoso, porque con los
años han ido desapareciendo sectores que eran para la rehabilitación de los
internos, el objetivo explícito recogido en el artículo 27 de la Constitución,
y se han vuelto zonas de celdas.
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