Por Danny
Pérez García. Especial para SNN / El
pronóstico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en
el que el cincuenta por ciento de la población nicaragüense que ya vive en
condiciones de pobreza, pasarán al corto plazo, a la miseria, es una “realidad
lógica grave” para el economista y catedrático, Eduardo Solórzano Cuadra.
Sobre este
aterrador panorama que depara a corto plazo a la población económicamente más
vulnerable del país, el economista contextualiza ser alarmante la actual
situación económica de América Latina, después de cien años, desde que, en el
año 1,929, en la que se dio una gran “recesión económica” y un caos económico
mundial.
En la
actualidad al menos 170 países en el mundo cargan con el dictamen inequívoco de
que tendrán un inevitable “decrecimiento económico” producto de la pandemia del
Covid-19.
“Lógicamente
en el caso de Nicaragua, esto es mucho más grave –advierte el economista- puesto
que no solo se trata de la crisis de la pandemia sanitaria del Covid-19, sino
también de tres años que ya venimos consecutivamente “encogiendo la economía”
aumentando la pobreza y el desempleo”.
“Lamentablemente
–agrega- sin unas políticas publicas claras y coherentes que puedan permitir a
Nicaragua tener “acceso” a lo que la CEPAL y el Fondo Monetario Internacional
(FMI) han dicho que son fondos blandos, créditos de urgencia, a través de la
herramienta que el FMI ha puesto a disposición de más de cien países y que se
denominan “herramientas de créditos rápidos”.
“Esta
inaccesibilidad de Nicaragua a esta herramienta de créditos rápidos es lamentable
–insiste- luego que vemos como los países vecinos de la región centroamericana
han podido tener acceso a millones de dólares para contener, aliviar, paliar,
la crisis del Covid- 19”.
El
economista, Eduardo Solórzano, deplora ver como Nicaragua, ha sido excluida de
este tipo de créditos de urgencia por razones de violaciones a los derechos
humanos, sanciones en contra de altos funcionarios del gobierno,
incumplimientos de las orientaciones emanadas por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
“Vemos como
Panamá –añade- que goza de una situación económica mucho mejor que todos los
países de la región le han dado 515 millones de dólares, a Costar Rica le han
dado más de 500 millones de dólares, a El Salvador 400 millones de dólares y a
Honduras 14 millones de dólares y probablemente está solicitando 200 millones
de dólares más” detalla.
“Nicaragua,
con costo, ha recibido un millón de dólares del Banco Centroamericano de
Integración Económica (BCIE) fondos que al final no se sabe para que se han
destinado, y se presume que, finalmente un 60% de estos fondos se destinaron
para la compra de Interferón a Cuba, y tampoco se sabe, si parte de este fondo
se destina a la protección de médicos y enfermeras del país” plantea el
economista.
Solórzano,
dice, que esta situación de la falta de información en el país, es lamentable,
para luego sacar a colación que Venezuela, de los cinco mil millones de dólares
que pidió para enfrentar la pandemia, no se le dieron, por “no reconocerse” al
régimen de Nicolás Maduro, y esa es la situación que enfrenta el gobierno de
Nicaragua.
“Esa es la
situación que enfrenta el gobierno de Nicaragua –reitera- por estar clasificado
como un gobierno que no está cumpliendo con los lineamientos de la OMS ni con
lo que el FMI en su última misiva le sugirió como es el de crear un estado de
derecho, cumplimiento a la libertad de los presos políticos, y todo lo demás,
es decir, crear un ambiente favorable”.
Solórzano,
increpa que, más bien los nicaragüenses enfrentan la incoherencia de lo que se
ve día a día en el país, en los mensajes que da el gobierno, a través de su
vocera, la vice presidenta, Rosario Murillo.
El
economista y catedrático, Eduardo Solórzano, insiste, en que, al no tener
Nicaragua, acceso a la ayuda humanitaria y al hecho de estar sancionados altos
funcionarios del régimen por parte de Estados Unidos, Canadá, y ahora por la
comunidad europea, países que tienen una gran capacidad económica, estos países
nos tienen “sufriendo” a causa de la falta de cumplimiento de los compromisos
adquiridos, de parte del gobierno en el poder.
“A ese
cuadro –agrega- de falta de acceso a fondos de ayuda humanitaria, acceso a
fondos blandos en el que estamos inmersos, le sumamos la caída de más o menos de
200 millones de dólares de remesas familiares, provenientes de países en donde
también la pandemia hace estragos, y a eso le sumamos, el hecho de que desde ya
hace casi tres años la inversión extrajera directa, el turismo, se ha reducido,
y además la cantidad de nicaragüenses en el desempleo cada vez es mayor, la
situación no puede ser más grave” sentencia.
“Por otro
lado se ve que el gobierno en esta situación de crisis –previene- cada vez va a
recaudar menos impuestos, aunque, con la reforma fiscal, recaudara un poco más
de mil millones de córdobas –admite- dejó a las empresas en un estado de
“iliquidez” puntualiza el economista.
Solórzano,
afirma que, ante todo esto, no se puede confiar en la dirigencia de un gobierno
que tiene sancionados a un alto número de sus funcionarios de alto rango,
además no se puede confiar en un gobierno que no muestra “sensibilidad” y más
bien promueve todo lo contrario de las orientaciones emanadas por la OMS y la
OPS, recomendaciones, encaminadas a enfrentar la pandemia del Covid-19 en el
mundo.
“Imaginemos
lo que nos vendría –advierte- si además de todas estas incoherencias
gubernamentales, el régimen decide posponer las elecciones y alargar más la
agonía de este pueblo, eso sería ya la pérdida total de la paz, la paz interna,
que ya no existe, en donde se ve una “clara inclinación” a la explosión social”.
“No
obstante, también es claro que, los nicaragüenses anhelamos un cambio de timón,
que se dé elecciones transparentes y objetivas y ojalá también esas elecciones
logren darse por la vía cívica” urge, el economista y catedrático Eduardo
Solórzano, en esta breve síntesis de su participación en el programa radial
Impacto 540, de Radio Corporación, con la dirección del periodista, licenciado,
Gustavo Bermúdez Herrera.
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