Washington EEUU / AFP - Donald
Trump presentó este viernes en sociedad a las dos personas que liderarán los
esfuerzos de Estados Unidos para conseguir una vacuna de forma urgente para el
coronavirus: Mocef Slaoui, expresidente de vacunas de la farmacéutica
GlaxoSmithKline; y el general Gustave Perna, responsable de la Comandancia de
Material de ejército de EE.UU. El primero será su líder científico y el
segundo, su jefe de operaciones.
Trump aprovechó
el acto para confirmar -hasta ahora lo había hecho de forma informal- su
promesa de conseguir una vacuna «para finales de este año». Aseguró que para
entonces su Administración será capaz de «desarrollar, producir y distribuir»
la vacuna.
La pandemia de
coronavirus avanza en el mundo y en EE.UU., el país más afectado, con más de
1,4 millones de contagios y más de 86.000 muertos. Al mismo tiempo, el
confinamiento decretado para evitar una expansión todavía mayor ha desplomado
la economía del país, que va camino de una recesión segura y de un paro por
encima del 20%, algo nunca visto en EE.UU. desde la década de 1930.
Sin la existencia
de un tratamiento efectivo, las posibilidades más efectivas de tratar la
enfermedad es la existencia de una inmunidad con un tamaño suficiente que
impida rebrotes fuertes -y la inmunidad al virus todavía no está bien
estudiada- o el desarrollo de una vacuna.
Los estudios de anticuerpos no son
muy prometedores (en la ciudad de Nueva York, que ha sido el epicentro de la
crisis en el mundo, la población con anticuerpos es del 20%). Una vacuna
efectiva es la herramienta más útil, y el mundo está lanzado a la carrera de
conseguirla.
Trump puso de
largo este viernes los planes de EE.UU. para conseguirlo en un tiempo que sería
asombroso. Al presidente se le acabaron los epítetos -«grande y veloz»,
«majestuosa»- para describir la carrera por conseguir la vacuna, bautizada como
«Operation Warp Speed», algo así como «Operación Velocidad Endiablada».
Por
ello la comparó con un momento histórico de EE.UU.: «Será un esfuerzo
científico, industrial y logístico colosal, como nada que haya visto nuestro
país desde el Proyecto Manhattan», aseguró en referencia al desarrollo de la
bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial, que fue utilizada para cerrar
el frente del Pacífico en los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
La puesta de
largo de un plan para una vacuna no evitará las críticas a la reacción de la
Administración Trump a la epidemia. Esta misma semana, la revista científica
«The Lancet» calificó la gestión de la crisis en EE.UU. de «inconsistente e
incoherente».
El anuncio de este proyecto para la vacuna llega casi cuatro
meses después del primer caso en el país, dos meses después de que Trump
instaurara el grupo especial de la Casa Blanca para el coronavirus y un mes
después de que el presidente anunciara sus directivas para la reapertura de la
economía.
Trump explicó que
hay un centenar de proyectos de vacuna en desarrollo y que, de ellos, catorce
son prometedores. Detalló que su Administración levantará trabas regulatorias
para «expeditar» los ensayos clínicos y que se simultanearán los trabajos de
investigación con el desarrollo de la producción de las opciones más viables.
«El Gobierno federal invertirá en fabricación de todos los candidatos
finalistas antes de que sean aprobados», dijo el presidente. «Es arriesgado, es
caro, pero ahorraremos una cantidad enorme de tiempo».
Trump también
reconoció que EE.UU. trabajará con el resto de países que buscan una vacuna y
que «no habrá ego» a la hora de colaborar, incluso si se trata de China.
El general Perna
subió al podio para reconocer que será un esfuerzo «hercúleo» y prometer, en un
lenguaje militar que agrada a Trump, que «derrotaremos al enemigo». Antes lo
había hecho el brazo científico del proyecto, Slaoui, que calificó el objetivo
de tener una vacuna a finales de este años como, a la vez, «creíble» y
«exigente».
Slaoui adelantó
que había visto algunos resultados preliminares de los proyectos finalistas y
que eran buenos: «Me hacen tener más confianza en que tengamos cientos de
millones de dosis de la vacuna a finales de año».
El optimismo del
científico provocó un aplauso en el jardín de las rosas de la Casa Blanca,
donde se hizo el anuncio, que tuvo un ambiente tenso y extraño. En un día
caluroso, se escuchaba de fondo el claxon de una manifestación de camioneros
-«es una protesta a favor de Trump», aseguró el presidente, «es un acto de
amor»- y con la imagen poco habitual de cargos con mascarilla alrededor de
Trump, que ha rehusado usarla, a pesar de los llamamientos a que sea ejemplar.
Publicar un comentario