Kevin K. Sullivan
Embajador de los
Estados Unidos de América en Nicaragua
Presente.
Señor Embajador:
Discúlpeme por
importunarlo con mis palabras, pero debe entender que la situación lo amerita.
Recientemente
acaba de cumplir su primer año como diplomático en el país y las preguntas se
amontonan en mi cabeza. ¿Ha podido constatar que la vida en los Altos de Santo
Domingo o Villa Fontana Sur no es la misma que la de Camoapa, Juigalpa, Muelle
de los Bueyes o Piedra Rajada? Así es nuestro país, desigual.
La elite se
instala en sectores cómodos y seguros, donde las balas de la dictadura no
llegan y la palabra ¨plomo¨ no se lee en las blancas paredes de sus lujosas
casas. Por el contrario, el miedo y la muerte rondan por las calles polvosas de
Monimbó y los barrios orientales de Managua.
Resulta imposible
construir una perspectiva realista del país cuando solamente se conversa con
banqueros, politólogos, oenegistas, washintólogos criollos o representantes
camerales.
Existe, también, un análisis político, económico y social en boca de
microempresarios, amas de casa, vendedores ambulantes, exiliados y una larga
lista de ciudadanos invisibilizados por los ¨medios de comunicación¨.
Es fácil, su
Excelencia, para un bróker como Arturo Cruz, contarle cuentos del «populismo
responsable» desde el Club Terraza, rodeado de compinches y aduladores.
¿Usted
cree que el historiador se atrevería a hablar sobre «los intereses vitales del
país» en el ¨Gancho de Camino¨? –No, ¡jamás! Él sabe de viajes en primera
clase, pactos y compra de fincas «a precio de guate mojado».
Es extraño que la
¨oposición¨ que le solicita financiamiento para proyectos de ¨democratización¨
no visite León, Chinandega o Bluefields, ¿no le parece más oportuno (y barato)
que alquilar salones en el Holiday Inn?
Yo sé que le
gusta la historia del arte y seguro recordará a los Borgia y a aquellas
prominentes familias italianas que hicieron del papado de Alejandro VI uno de
los periodos más enriquecedores (y nefastos) del renacimiento. ¿Y por qué
menciono a los Borgia y su relación con los Piccolomini, Colonna, Orsini,
Médicis o Sforza?
Porque aquellas
sucias relaciones de poder, que oscilaron siempre entre el odio, la corrupción,
el ventajismo, la traición, el asesinato, la fornicación, las guerras y los
matrimonios por interés, ilustran perfectamente lo que ha venido sucediendo en
Nicaragua desde hace ya casi doscientos años.
Al parecer, nos
quedamos encerrados en la narrativa de El Príncipe de Maquiavelo y los
príncipes de ayer y hoy intentan seguir al pie de la letra, cual receta,
capítulo a capítulo los apuntes de Nicolás.
Pero, Señor, algo les falla cada
treinta o cuarenta años y los chapiollos se alzan y luchan por desprenderse del
yugo. Y así, repetimos un ciclo interminable de noches y amaneceres.
No quiero
cansarlo con tanta palabra, pero debe entender que yo no puedo pasar unos días
en la tranquilidad del ¨Morgan´s Rock Ecolodge¨, ni siquiera puedo volver a mi
casa, que es más sencilla que una de las cabañas del Morgan´s.
Por eso le
escribo, para implorarle que no caiga en las redes de los aduladores y
mentirosos, que cumpla con el mandato de su gobierno y acate lo que la
Nicaragua
Human Rights and Anticorruption Act of 2018’ ordena a la embajada
bajo su cargo: informar sobre todos los corruptos, corruptores, ladrones,
testaferros, lavadores de dinero, asesinos y torturadores implicados en y con
la dictadura sandinista.
Espero que
pronto, ricos y pobres, diplomáticos y campesinos, exiliados y extranjeros por
igual, podamos disfrutar de las hermosas playas del Pacífico nicaragüense.
A Vuestra
Excelencia las seguridades de mi más alta consideración.
Víctor Cuadras
Andino
Nicaragüense
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