
La hospitalizaron en marzo, terminando en coma y con un
respirador artificial durante 14 días. Los médicos le dijeron a su familia que
tenía pocas posibilidades de vivir. Cuando se recuperó, le dijeron que era la
paciente más grave por coronavirus que habían visto salir adelante.
Ahora, Andringa-Meuer, junto con docenas de pacientes de
COVID-19 y algunas empresas estadounidenses, busca demandar a China por la
propagación del virus, que ha matado al menos a 75.000 personas en Estados
Unidos.
“Siento que lo escondieron del mundo y de los
estadounidenses”, dijo. “No siento que debamos perder la boda o tener que
cerrar la economía. Se interrumpió la vida de todos los estadounidenses. Creo
que necesitamos corregir algunos de estos errores”, señaló la mujer.
Hasta el momento, se han presentado al menos nueve demandas
en Estados Unidos contra China donde se alega que las autoridades no hicieron
lo suficiente para contener al virus desde un inicio, trataron de ocultar lo
que estaba sucediendo en la ciudad de Wuhan, donde comenzó el brote, y buscaron
esconder sus acciones y lo que sabían.
Ocho de los juicios son acciones colectivas potenciales que
podrían representar a miles de personas y empresas. Uno fue presentado por el
fiscal general de Missouri, que hasta ahora es el único estado que ha
emprendido acciones legales contra China.
Los casos enfrentan varios obstáculos bajo la Ley de
Inmunidad Soberana Extranjera, que establece que los gobiernos extranjeros no
pueden ser demandados en Estados Unidos a menos que se cumplan ciertas
excepciones. Y eso no es fácil de probar, dicen los expertos.
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