
"El acta de defunción dice que murió de una neumonía
severa, pero los síntomas que él presentaba fueron dolor en el cuerpo, fiebre
alta de 40 grados, tos seca, todos los síntomas de la covid-19", contó a
la AFP Francisco, pariente de la víctima, mientras lo enterraban a toda prisa
en el cementerio Milagro de Dios de la capital.
Roberto, un hombre sano y fuerte que trabajaba en un taller
de mecánica de Managua y se protegía con mascarilla cuando viajaba en autobús,
murió en un hospital público tras enfermar gravemente hace una semana.
Los médicos dijeron que no podían velarlo para "darle
el último adiós" e "inclusive pusieron clavos en el ataúd y nos
mandaron directamente a enterrarlo", reveló el hombre indignado.
Al sepelio asistieron varios familiares cubiertos con
mascarillas, quienes creen que Roberto en realidad murió de covid-19, el virus
que ha matado ya a más de 277.000 personas en el mundo, pero que el gobierno
nicaragüense ha minimizado.
Según las autoridades de salud, Nicaragua acumula solo 16
casos de coronavirus, de los cuales cinco fallecieron desde que se reportó el
primer contagio el pasado 18 de marzo.
El gobierno de Daniel Ortega niega que haya contagio
comunitario, por lo que no ha decretado cuarentenas. Por el contrario, ha
promovido en los últimos dos meses aglomeraciones recreativas y deportivas, en
contra de las normas de distanciamiento social recomendadas por la OMS.
Los familiares de Roberto están seguros que "el
gobierno está ocultando información" porque durante la semana en que
Roberto estuvo en hospitalizado, conocieron de la muerte de varios pacientes
por neumonía, que sospechan tenían covid-19.
De acuerdo a un conteo independiente que lleva a cabo el
Observatorio Ciudadano, con el apoyo de organizaciones civiles, redes sociales
y la ciudadanía, en Nicaragua hay más de 780 casos sospechosos de covid-19, que
son tratados o ingresados a las unidades de salud como neumonía.
Según estos registros, rechazados por el gobierno, el foco
de la epidemia son los departamentos de Managua, Masaya (sur) y Chinandega
(noroeste).
Hace días el gobierno dejó de informar sobre el avance de la
pandemia en el país, mientras los hospitales públicos y cementerios son
vigilados por patrullas de policías.
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